Producción: Grupo Tajo.
Autor: Ryonosuke Akutawa.
Máscaras: Leandro Piñero.
Japonés: Keiko Saito.
Actuación: Ángel Abregú, Sebastián Adorno, Patricio Gómez de la Torre, Ana Laura Jayat, Alejandro Liendo, Loló Robles, Mauricio Semelman.
Dirección: Ana Laura Jayat, Nicolás Aráoz.
Asistencia: Carla Breslin, Cynthia Avellaneda, Ana Di Lullo.
Vestuario: Ana Arellano, Cristina Cisterna.
Escenografía: Andrés Di Lullo, Matías Fortini.
Versión del homónimo cuento de Ryonosuke Akutawa en el que diversos testigos declaran sus versiones sobre un supuesto crimen. Saber cómo se percibirá este ejercicio a ojos orientales es una preocupación que entretendrá a ñoños y zoquetes, así como el entrecruzamiento entre teatro y cine es un espejismo que ya perdió a varios. Decimos esto porque el espectáculo está enmarcado en un coqueto marco nipón, con máscaras, biombos y afines, idioma japonés incluido. Pero no se preocupe señora, no hace falta ser políglota para entender la trama, ya que hay subtítulos en castellano. Pero preocúpese un poquito, ya que el cartel subtitulador está ubicada de manera tal que si no se sienta en primera fila no podrá apreciarlo en todo su esplendor. Y preocúpese un poco más si Ud es ciega o no lleva los anteojos. O no se preocupe tanto, ya que la obra atrapa igual, aunque se pierdan detalles argumentales. Y atraparía más si los actores fuesen más exquisitos en sus movimientos y no dejasen margen para la tosquedad (por ejemplo en la situación del combate). Exceptuamos de esta observación a Mauricio “El Pibe” Semelman, que se anima al travestismo y encarna a una bruja que lo posiciona como uno de los mejores actores del año. Otros pequeños detalles atentan contra la perfección: la no invisibilidad no deseada del cambio de escenografía, la música grabada, no servir sushi y sake a los espectadores. Dura aproximadamente cuarenta y cinco minutos y cuesta $25 anticipada. MIGUEL.
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